Nueva sección: los amigos de provincia

Inauguramos esta bonita sección: “los amigos de provincia” con la siguiente descripción:
“Bandita que vive fuera de su lugar de origen”. No me refiero específicamente a chilangos, potosinos o algo así. Aquí se va a compartir las historias y consejos de gente que vive fuera de su ciudad natal.

La primera y me da mucha alegría es Astrid. La conocí en la agencia donde actualmente trabajo y con la que he tenido una amistad y conexión muy chida.

Astrid: muchas gracias por compartir un poco de tu vida y abrir tu corazón con aquellos que quieren emprender el vuelo y todavía tienen dudas.

Conózcanla aquí:

Me mudé a…

¿Cuántas veces te has tenido que mudar en tu vida? ¿Sólo o con tu familia? No importa, siempre
es una experiencia diferente.

Me mudé primero sola del norte al sur de la ciudad, donde me volví señora de la casa y aprendí
que no es buena idea comprar una vajilla y regresar caminando a casa cargando con ella.
Luego regresé a casa con mi familia (eso de vivir sola no es lo mío y mi vajilla pasó
a ser la vajilla de la familia). Luego me mudé con mi familia a cinco minutos de mi casa
y luego a media hora de mi casa. (Y mira que cuando tardas dos horas de tu trabajo a tu casa, hasta cinco minutos menos hacen la diferencia).

Cualquiera de esas requiere de esfuerzo: empaca tus cosas y muévete, saca tu identificación
con la nueva dirección. Actualiza al banco, familiares, amigos, etc., ubica el puesto de doña pelos más cercano, recuerda tus nuevas rutas para que no estés equivocándote y dando vueltas a lo pendejo, conoce a tus vecinos… 😬 (o enciérrate hasta que accidentalmente te topes con ellos y no tengas más remedio que presentarte). Bueno, al menos hablamos el mismo idioma.

Pues después de tantas mudanzas y rollos conocí a un muchacho que me llegó al corazón. Y me volví a mudar, pero esta vez al último país en mi lista… 🇺🇸 EUA. Sí, ese que es como dios y el diablo, amado y odiado, pero ni modo, ganó el corazón.

Renuncié a mi trabajo, dejé a mi familia 😭 mis mascotas 😔, me mudé a otro país, me casé, estuve en medio de una “tormenta apocalíptica con tornados” según los canales de noticias (😒 meh) y hasta adopté a un gatito, todo en menos de un mes. 😬

Sí, el cambio fué muy brusco, y hasta tuve problemas para dormir por algunas semanas junto con pesadillas nada agradables. Pero todo ha salido bien en general, sin considerar que, ¡aquí no hay puesto de doña pelos! 😭

Todo iba bien hasta que me vi en la necesidad de ordenar comida en un restaurante de comida rápida. ¡No pude entender muchas cosas que la empleada me decía! ¡Tantos años de “Pollito – chicken” en la escuela no sirvieron de nada! Y a pesar de que consideraba que mi inglés era nivel “Better than Peña Nieto”, es la hora que sigo esperando que a algunas personas les salgan subtítulos de la boca.
Y es que por más chingona la escuela, y te la pasas estudiando para momentos como este, el nivel de modismos, jergas, abreviaturas, acentos regionales y acrónimos que tienen nuestros vecinos del norte, es ¡RIDÍCULO! Y cómo no vivo precisamente en una ciudad donde todos son refinados como la Reina Madre de Inglaterra, (Atlanta, Georgia), pues he tenido que arreglármelas incluso para pedir una triste hamburguesa sin hacer cara de “What?!” y dar respuestas coherentes a lo que me preguntan. 😬

Por lo pronto pedir todo a domicilio y evitar a la sociedad ayuda pero no soluciona el problema, y mientras tanto seguiré buscando maneras de sobrevivir a todos los retos que se me aparezcan por acá.

@AstridXuli en twitter

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