¿Vivir solo o con roomie?

Cuando llegué al DF me urgía encontrar un departamento. No me importaba si era rentar con morras, vatos, foráneos o con familia, lo que necesitaba era instalarme ya. No conocía la ciudad así que lo único que quería era un lugar para mi y cerca del trabajo, así que no tenía muchas opciones.

Si ustedes ya viven con roomies y no tienen que salirse “a fuerza” lo más seguro es que ahora le piensen si quieren estar con su roomie el fiestero, el que no paga al día o quizá ustedes quieren comprar papel de baño del chido y las necesidades de ellos sólo incluyen llenar el refri de chelas.

Háganse las siguientes preguntas para saber si quieren seguir con su roomie.

1. Fiestas: Las fiestas en lunes ya no son tu hit y eso de compartir el baño con sus amigos borrachos no es lo tuyo. Hay un momento en que le das prioridad a dormir tus horas para poder despertar sin dolor de cabeza. ¡Pues claro, si quisiera despertar jodido me salgo de peda, no necesito que pongan el mismo playlist todos los días! Si este punto tiene palomita hay algo que no va por buen camino.
2. Decoración/arreglos: Hay detalles de mantenimiento que quieres mejorar y a tus compañeros les da igual vivir con ese desperfecto o quizá la sala necesita mejoras que para ellos no hacen la diferencia. No está mal, pero cada quien sus prioridades. No todo en la vida son banquitos y poner una plantita no le hace mal a nadie.
3. Visitantes extraños: No me refiero a que haya animales, aquí puede entrar las amigas que se iban a quedar 2 días y ya llevan 1 semana o el novio que vive 24/7 y que ya no puedes salir en calzones.
4. Espacios comunes que les valen gorro: Si la sala es un relajo cada que hay fiesta, los platos están sucios y ni por la mente le pasa que vaya a lavarlos. Tranquilo, sólo razón más para querer salir de ahí.
5. La despensa: Si te estás saboreando la pizza que está en el refri y al llegar al depa tu roomie dijo: “sorry, wey, no había nada y me la chingué” o aplican el me tomé tu leche, pero te juro que la siguiente semana te la repongo. ¡HUYEEEEE!

Suena muy drástico, pero si alguno de estos puntos les suena familiar, creo que es momento de separar la amistad y entender que es hora de volar a tu propio nido.

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